Los más de 400 años de Don
Quijote
Publicado el Jueves, 12 Enero
2017 03:25 | Escrito por Antonio Acevedo Linares
Tomado de: Panoramacultural.com.co
Tomado de: Panoramacultural.com.co
En una aldea de la Mancha de
cuya historia quiero acordarme para escribirla, entre los viejos libros de su
biblioteca el caballero de la Triste Figura, como lo llamó Sancho Panza,
poseído por el delirio de la lectura de libros de caballería a los campos de
Castilla sale un día de su aldea a restaurar el honor, la justicia y el coraje
cabalgando en “una yegua derrengada” de nombre Rocinante, junto a Sancho Panza,
su fiel escudero montado en un asno y, es ese mundo perdido escrito en las
páginas de los libros de caballerías que delira convertirlo en realidad y que
lo enamora de Aldonza Lorenzo, la bella labriega que delira como la dulce
Dulcinea del Toboso, y ve gigantes en los molinos de viento y ejércitos en los
rebaños de ovejas, pero es un mundo de bandidos y pastores de cabras y
doncellas, y descubre que también él es leído y denuncia esa versión de sus
azarosas aventuras en el que el verdadero Don Quijote que es él, no es el mismo
de la versión apócrifa de Avellaneda. Ha delirado doncellas como princesas y
posadas como castillos, pero en la llegada al castillo de los Duques y después
de ofrecérseles castillos y princesas reales y una Insula, Barataria, para que
la gobierne Sancho Panza, recobra la lucidez y regresa a morir a su aldea. Ha
realizado tres viajes o salidas de su aldea por la Mancha, Aragón y Cataluña.
Esta es la fascinante historia
de la primera novela moderna de la literatura universal El Ingenioso Hidalgo
Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616) que celebró
en el año 2005 su IV Centenario. Su vida azarosa lo es tanto como la de su
personaje literario Don Quijote. Nació en Alcalá de Henares como el cuarto hijo
del médico y barbero Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas. En varias
ciudades españolas transcurre su adolescencia y a los veinte años viaja a Roma
como camarero al servicio del cardenal Acquaviva. Recorre Italia y se enrola en
1571 en la Armada Española en la que participa en la célebre batalla de
Lepanto, en la que resulta herido y pierde el movimiento de su brazo izquierdo.
De regreso a España es arrestado por los corsarios y llevado a Argel en donde
sufre cinco años de cárcel. En 1580 es liberado por gestión de los padres
trinitarios, fray Juan Gil y fray Antonio de la Bella, y a su regreso encuentra
a su familia en ruinas. En Esquivias, Toledo, a los treinta y siete años ha
contraído matrimonio con Catalina de Salazar y Palacios de diecinueve años.
Isabel de Saavedra será su única hija que tuvo con Ana de Villafranca, una
mujer casada, y arruinado también en su carrera militar intenta destacarse en
las letras.
En 1585 publica, como ya se ha
referenciado, su primera obra literaria La Galatea, obra pastoril en donde los
personajes cuentan sus aventuras y penas amorosas en medio de una naturaleza
encantada o idealizada y sin éxito incursiona en el teatro y como comisario de
abastos y recaudador de impuestos marcha a Sevilla para la Armada Invencible en
la que por irregularidades en sus cuentas termina en la cárcel.
En 1605 publica la primera parte
del Quijote a los cincuenta y siete años, obra que comenzó a escribir en la
cárcel, aunque sin certeza de sus biógrafos, pero su éxito dura poco porque
nuevamente es encarcelado a causa de la muerte de un hombre delante de su casa.
En 1606, regresa con la Corte a Madrid y en medio de penurias económicas se
dedica a la creación literaria.
En 1613 publica las Novelas
ejemplares y en 1614 publica Viaje del Parnaso. Ocho comedias y ocho entremeses
en 1615 junto con la segunda parte del Quijote. Su éxito literario no logró
sacarlo de sus penurias económicas. Los últimos meses de su vida los dedicó a
escribir Los trabajos de Persiles y Segismunda de publicación póstuma en 1617.
El 22 de abril de 1616 muere
de hidropesía o diabetes en Madrid en la que fue enterrado al día siguiente
como se sabe, en el convento de las Trinitarias Descalzas pero hoy no se sabe
el lugar exacto donde reposan sus cenizas; es el mismo año de la muerte en
Stratford de William Shakespeare, sin certeza tampoco de que se llegaran a conocerse
o saber el uno del otro. Cervantes murió pobre como vivió toda su vida.
Los acontecimientos
históricos, sociales y políticos de su época están signados también por la
ejecución de María Estuardo en Escocia, el ataque de Francis Drake al puerto de
Cádiz y la muerte del Papa Clemente VIII y Pío V; es el siglo de Carlos V y de Felipe
II en España y de la Inquisición, la época de Leonardo da Vinci, Rabelais,
Quevedo, Galileo, El Greco, Kepler, Baltasar Gracián. Es el tiempo del Siglo de
Oro en el que le corresponde vivir y ávido lector lee a Virgilio, Homero,
Aristóteles, Horacio, Xenófonte, Esopo, Garcilaso, Heraclío, Cicerón, Juvenal,
Julio César, Plutarco, Zoroastro etc.
El pensamiento de Cervantes se
inclina hacia el platonismo y los clásicos griegos, la escuela filosófica
imperante de la España del Renacimiento, su estoicismo en las cárceles así lo
demuestran. Séneca fue uno de los filósofos que más influyó en él y excomulgado en dos ocasiones
por la Iglesia solicita un empleo al Consejo de Indias ya sea en Cartagena,
Bogotá o Guatemala que le es negado y las dedicatorias de la novela del Quijote
a duques y condes con el propósito de obtener algún patrocinio económico en
tanto que vivía endeudado con los editores de sus libros son ignoradas por
ellos.
En 1605 llegan a América, a
Cartagena de Indias y Riohacha, los primeros ejemplares de Don Quijote impresos
por Juan de la Cuesta. Los primeros géneros literarios que escribió Cervantes
fueron la poesía y el teatro que nunca abandonaría. Su obra poética está
compuesta de sonetos, canciones, égoglas, romances, letrillas y diversos poemas
menores que están incluidos en sus novelas y comedias, obra poética que ha sido
desplazada por la enorme valoración célebre de su novela.
En su Viaje del Parnaso
confiesa: “Yo, que siempre trabajo y me desvelo/por parecer que tengo de poeta
/ la gracia que no quiso darme el cielo”. Cervantes, en su tiempo, no logró ser
valorado como poeta y de su regreso de la prisión estrenó varias comedias, pero
no fue reconocido tampoco como dramaturgo. Se resignó a ver el triunfo de Lope
de Vega en su renovación del teatro en el Arte nuevo de hacer Comedias. La
rivalidad entre ambos deriva del comentario hiriente de Lope sobre la poesía de
Cervantes: “De poetas, no digo; buen siglo este. Muchos están en ciernes para
el año que viene, pero ninguno hay tan
malo como Cervantes”.
Entre 1590 y 1612 Cervantes
escribió una serie de novelas cortas que más tarde reuniría en sus Novelas
ejemplares y seguramente ya sabía de su universalidad cuando dice: “Yo soy el
primero que he novelado en lengua castellana”. En efecto, como ya está
historiado, con Cervantes se inaugura la novela corta en la literatura
castellana. La gitanilla, El amante liberal, Rinconete y Cortadillo, La fuerza
de la sangre, La española inglesa y El licenciado Vidriera, son títulos de
algunas de sus novelas cortas, de doce en total, en las que están presente la
visión del amor, el humor, la ironía y la crítica social.
En 1614 apareció, como ya es
historia, publicada en Tarragona, una segunda parte del Quijote escrita bajo un
seudónimo, Alonso Fernández de Avellaneda, que en su prólogo se descarga en
insultos contra Cervantes que entonces se afana en finalizar la segunda parte
que ya llevaba avanzada y utiliza el recurso literario de ridiculizar al falso
Don Quijote de la versión apócrifa y en asegurar la autenticidad del verdadero
Don Quijote y Sancho Panza.
Cervantes llegó a conocer la
verdadera identidad de su plagiario pero nunca lo rebeló, fue tal vez su
venganza histórica. Sin embargo, Vladimir Navokov conjetura que la segunda
parte la escribió el mismo Cervantes con el propósito de enfrentar a los
personajes de su novela con los personajes de Avellaneda así como se inventó a
Cide Hamete Benengeli como el historiador arábigo del que supuestamente tradujo
el Quijote. En 1615 apareció la
auténtica segunda parte y en 1617 se publican las dos partes juntas en
Barcelona; 52 capítulos tienen la primera parte y 74 la segunda parte.
Cervantes señaló que la intención de escribir esta novela era hacer una parodia
de los disparates de las novelas de caballerías.
Sin embargo, la obra ha
admitido múltiples lecturas por parte de la critica que van desde una novela de
humor, una burla del idealismo humano, hasta un canto por la libertad o la
amistad o una reivindicación de la necesidad de crear utopías, etc. Muchos escritores y filósofos bellamente han escrito que Don Quijote y
Sancho Panza constituyen una síntesis poética del ser humano en tanto que
Sancho representa el apego a los valores materiales y mundanos y Don Quijote a
los ideales más libres, nobles y universales. El suyo es un amor caballeresco
sustentado en la tradición del amor cortés por eso evoca en sus aventuras el
amor de Dulcinea porque en ella encuentra la fortaleza; afirman también que Don
Quijote es el modelo de aspiración a un ideal ético y estético de vida que se
hace caballero para defender la justicia en el mundo y desde el principio se
sabe personaje literario que se propone vivir la vida como una obra de arte.
La crítica literaria ha
señalado igualmente que, con el célebre comienzo de la novela “En un lugar de
la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme”, Cervantes quiere destacar que
los hechos no ocurrieron en tierras lejanas sino muy cerca, en la Mancha, ni
tampoco en tiempos lejanos, sino ayer mismo. Por otra parte, al señalar que un hidalgo
llamado Alonso Quijano que pierde el juicio a causas de las lecturas de libros
de caballería que como Don Quijote de la Mancha (como el mismo se ha llamado)
actúa como un loco paranoico enloquecido, unos lo consideran un loco rematado,
otros creen que es un “loco entreverado” es decir, con intervalos de lucidez,
pero admiten que Don Quijote actúa como un loco en relación a la caballería
andante y razona con sano juicio en todo lo demás. El tema de la lucidez de los
locos está presente en el periodo del renacimiento europeo que tiene como
principales precursores la obra de Erasmo de Rótterdam, Elogio de la locura y
el Examen de ingenios de Huarte de San Juan, obras que Cervantes conocía, como
también al Amadis de Gaula, Orlando el furioso, la Celestina, Lázaro de Tormes,
y Guzmán de Alfarache como precursores de las novelas de caballerías.
La influencia de Don Quijote
en la literatura contemporánea es infinita: Dickens, Dostoievski, Sterne,
Apollinaire, Proust, Joyce, Kafka, Poe, García Márquez, Cortázar, Borges…,
tienen en sus obras influencias de la narrativa cervantina. A los cuatrocientos
años de su publicación, Don Quijote es un personaje con vida propia que se
salió de la novela y se fue a cabalgar por el mundo y sigue tan vivo y presente
en nuestra cultura occidental que todos llevamos un Quijote por dentro.
En la historia de la
literatura es uno de los pocos personajes literarios que opacaron al escritor
porque su personalidad se desborda en los imaginarios del delirio de sus
aventuras fantásticas. Nunca antes ni después el lenguaje literario había
creado una aventura maravillosa y fascinante de un hombre poseído por el efecto
diabólico de la lectura. La imagen del personaje, ese “largo grafismo flaco”
que señaló Foucault, es la representación estrambótica de un caballero andante
de armadura y lanza que lucha contra seres imaginarios y que, orgulloso de sí
mismo, se cree todas sus hazañas y se inventa sus glorias creadas por el
delirio del amor o la locura que en el personaje son la misma pasión desbordada.
La metaforizaciòn del mundo,
que el personaje o héroe literario crea bajo la magistral narrativa de
Cervantes, es un mundo perdido en la historia pero que, por la gracia, la
magia, el poder y la inmortalidad del lenguaje, permanece para siempre en la
memoria de los hombres y de la historia como una obra maestra de la literatura
universal.
Antonio Acevedo Linares
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